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Él la ve sola en una mesa de una cafetería, con su libro tan concentrada que no puede evitar acercarse a ella. La invita a su casa y para su sorpresa ella acepta. Una vez allí, pensando que no iba a conseguir nada, la empollona vuelve a sorprenderlo besándolo y comiéndole la polla. Encantado, la penetra, y termina corriéndose en su cara llenando las gafas de semen. Viva el sexo casual!